Vemos cómo el fanatismo se propaga a la velocidad de la luz por Internet.
A medida que la Segunda Guerra Mundial se desvanece en el tiempo, y el número de supervivientes del Holocausto disminuye, nos corresponde a nosotros extremar la vigilancia.
Y como dijo en su día, de manera memorable, el ex Gran Rabino del Reino Unido, Jonathan Sacks: “el odio que comienza con los judíos nunca termina con los judíos”.
Efectivamente, estamos viendo cómo la intolerancia se asienta en el curso normal de la política, atenaza a las minorías, a la comunidad musulmana, a las personas migrantes y refugiadas, y se aprovecha de la ira y la ansiedad que aflora en un mundo cambiante.
Ahora más que nunca debemos unirnos en la lucha por los valores universales y construir un mundo de igualdad para todos.